lunes, noviembre 05, 2007

EL PAIS QUE SE VIENE


El pasado 28 de Octubre el pueblo argentino se expresó otra vez en las urnas y dejó claros mensajes a los gobernantes electos en el ámbito Nacional, Provincial y Local.
El país que se avecina dependerá de la lectura que se haga de estas señales subliminales que cada uno de los votos trajo consigo.
Romper el hermetismo reinante en las relaciones será uno de los puntos en donde la electa Presidente Cristina Fernández deberá poner el ojo a la hora de gobernar.
La reciprocidad de Néstor Kirchner y el pueblo fue, en estos cuatro años y medio, de mayor a menor.
Poco queda de aquel Presidente que lucia orgulloso una cicatriz en la frente producto de un “desobedecimiento” del protocolo en post de abrazar a su gente. Vestigios borrosos parecen ser la inconstitucionalidad de las “leyes del perdón” y el cese de hostigamiento del FMI, cuando la confraternidad hacia menos intangible aquello del “gobierno del pueblo”. La brecha en la relación, ya no sólo respecto a la oposición, sino con la gente, aunque paulatinamente, fue agrandándose hasta ser irremediable. Un desgaste que terminó por aferrarse con el insuficiente proceder en el caso del desaparecido Julio López, la inseguridad de siempre aun latente y, mas acá en el tiempo, con la testaruda defensa de una inflación minúscula que nunca encontró reflejo en la realidad.
Dependerá entonces de la cintura política de Cristina Fernández revertir el feedback con la sociedad y encontrar en el diálogo el camino a un futuro propicio. Algo de eso se vio en su moderado discurso, minutos después del cierre de los comicios, cuando resaltó que “es necesario profundizar los cambios y sumar la mayor cantidad de argentinos y argentinas” y convidó a “la concertación, este espacio que supimos conseguir superando viejas antinomias”.
De la vereda de enfrente la oposición también tendrá que revisar lo acontecido. La fragmentación pre-elecciones dejo al descubierto las falencias con las que cuenta los dirigentes de cada uno de los partidos. La incapacidad para formar una sola alineación opositora impulsó positivamente al Gobierno, que aun trastabillando, sacó provecho de esa situación. Deberán comprender Elisa Carrio y Roberto Lavagna, que sus posibilidades como segunda y tercera fuerza respectivamente, se vieron potenciada por un caudal de votos macristas que quedaron “huérfanos” de referentes, sobre todo en Capital Federal. Seria un interesante gesto de inteligencia política, que los representantes del Pro, la Colación Cívica y el UNA se sentaran a discutir un espacio de acción conjunta para fiscalizar desde la antítesis el accionar del Gobierno.
No más cómoda será la tarea de Daniel Scioli en la cúpula bonaerense. Si bien el 50,3 % adquirido tira por la borda el prejuicio de un triunfo consecuente con la elección presidencial, no significará un navegar en aguas serenas. La seguridad como eje principal y los problemas en infraestructura, en Educación y Salud principalmente, engloban los desafíos más urgentes a los que el actual vicepresidente se deberá abocar.
En el la zona de Salto (b) el retorno a la intendencia de Carlos Victorio Migliario implica varios análisis.
Desde la perspectiva del derrocado Edgardo Burgos se puede vislumbrar falta de “tacto” político. La paridad en Salto terminó esfumándose conforme llegaban los resultados de los pueblos aledaños.
Enfocado en una micro política, como primeros pasos de gestión, para sanear el déficit financiero de la intendencia, erradicar el clientelismo político y subsanar los problemas más urgentes de la cuidad, el represente del ARI se distanció de las localidades vecinas, que se vieron desprotegidas.
Conocedor de estas deficiencias, el actual Senador apostó a donde suponía podía hacer la diferencia. Con Oscar Brasca como referente pudo salir airoso de Inés Indart, estirar el porcentaje y dar un claro ejemplo de astucia política.
En el aspecto gubernamental será responsabilidad de Migliaro lidiar con un 26% del electorado que “sopla a contramano” y a su vez perfilar al Partido de Salto en el camino del progreso.
En estas latitudes la oposición también tendrá que permitirse un tiempo para meditar. Será menester que analice el tema de la segmentación y el alto porcentaje de votos en blanco (sumaron 1025 votos, mas que lo que recogieron 7 de los 11 postulados), además de aprender la lección para, en un futuro, no caer en el síntoma de “la frazada corta”, en tiempos donde la ansiedad de gestión no respeta procesos.
Aun sin asumir el horizonte de los gobernantes electos se vislumbra sinuoso. Los resultados obtenidos presentan una aglomeración de aspectos positivos y negativos. En adelante el futuro político y económico del país dependerá de la habilidad de éstos para sortear los escollos conformen se vayan suscitando en tiempo y forma.