martes, mayo 22, 2007

DE CÓMO ALGUIEN LLEGA A ALISTAR A SU MASCOTA EN LA AMERICAN KENNEL CLUB (AKC)


A veces uno compara a su país con otro y se plantea cuando se lograra llegar a ese nivel.

El trajín diario, hace que en la Argentina el ciudadano tipo, se tope con un sinfín de problemas, obstáculos y/o situaciones que lo hace replantearse mas de una vez nuestra premisa inicial.

Surgen entonces comparaciones de todo tipo y color. ¿Cuándo llegara el momento de tener canchas de fútbol sin alambrados cual Inglaterra? ¿Cuándo seremos tan prolijos en el transito como en Suecia? ¿Cuando terminara la burocracia y las tareas administrativas sean ágiles y eficaces como en algunos países de Europa? Etcétera.

El primer conducto por el cual circulan las primeras “excusas-respuestas” es la mala sucesión de políticos que condujeron (y conducen) el país.

Es verdad que, cierto porcentaje, se dirime en esos ámbitos, pero no todo pasa por la política; existe un porque social, que pocos ven y muchos menos reconocen.

El llegar a “simular” el actuar de un país de primer mundo es un camino sinuoso que nos llevara muchos años. Porque debemos entender que el cambio es muy (demasiado) profundo.

Apuntemos, para entender el sendero, a una definción psicológica que significa el inicio de nuestros problemas.

El ser humano tiene, desde su nacimiento, dos tipos de necesidades que debe saciar: Necesidades Básicas y Necesidades Sociales.

Podemos distinguir entre las necesidades básicas, que son las que comparte el hombre con el resto de los seres vivos y las necesidades sociales, que son las originadas por el momento histórico y el contexto social en que se vive.

Vestirse para protegerse del frío o del sol es una necesidad básica; el que el vestido tenga forma de traje de chaqueta, chilaba o shari, es una necesidad social.

A veces se clasifican también las necesidades en primarias y secundarias, considerando como necesidades primarias todas las que una sociedad considera imprescindibles para un ciudadano normal o medio.

Este análisis de las necesidades humanas nos ayuda a entender los pasos a seguir para convertir el país en reflejo de otro “modelo”.

Es decir, ¿Como pretender que un ciudadano argentino medio se le cruce por la cabeza anotar a su perro en un club a efectos de que participe en acrobacias con perros de otras razas de otros dueños, como sucede con los norteamericanos y su American Kennel Club (AKC), si éste no sabe que comerá en el día de mañana?.

El hombre del tercer mundo aun no tiene saldadas sus necesidades básicas, no podemos, entonces, pretender que aspire a alcanzar las sociales.

Quien viva en un primer mundo, no estará pensando si mañana lo despiden, o como estudiaran sus hijos, o si podrán tener un techo el mes que entra. Saciaron por completo esa instancia, por eso pueden llevar a sus perros a peluquerías.

Lograr una base social estable, una educación que permita insertarse, en un futuro, en un ámbito laboral acorde (existente sobre todo), con condiciones dignas y salarios justos, permitiría crear un futuro económico sostenible que nos lleve, de a poco, a un cambio social profundo.

Entonces el conductor no tendrá su cabeza funcionando a full mientras maneja, estará más distendido porque sabe que su hijo tiene futuro, y quizás preste más atención al manejar.

El colectivero no tendrá el “fantasma” de “llegar a fin de mes”, entonces, aliviado de estrés, pueda que se despegue del bocinazo interminable y el insulto fácil.

A partir de que las personas puedan alimentarse de manera correcta y diariamente, quizás puedan rendir mas en las empresas y los tiempos no serán tan cortos y la vida pasara a ser más relajante.

Puede que, con una educación seria, la gente aguarde 50 metros más y tire el papel en un cesto y no en la vereda.

A lo mejor, si las necesidades básicas del hombre, son saciadas, este no tendría que "rifar" su vida a cara o ceca en un robo, porque entendería que hay más de una posibilidad.

Las drogas serian, no ya una penosa salida de una juventud sin futuro, sino una entupida forma de diversión de ricachon de primer mundo.

Si entendemos, sociedad, políticos y todos, que las cosas no se resuelven cada 4 años o asfaltando mas calles o poniendo tranvías turísticos, sino que el tema es mucho mas serio y necesita atención de verdad. Si comprendemos que aun tenemos chicos que mueren de hambre y que el hablar de comunas puede esperar. Si alguien algún día razona que no se trata de más policía sino más educación. Si en un momento pudiéramos darnos cuenta que el árbol esta podrido de raíz y no se trata de algunas ramas nada más. Quizás entonces podemos soñar con parecernos, un poquito al menos, a un país del primer mundo.